por Liz Rashell
Cuando hablamos de pintura, la gente por lo general lo asocia como una expresión que comunica los diferentes mensajes ya sea de índole social o egocentrista del artista.
Actualmente, alrededor del mundo, vivimos una explosión de arte callejero sin precedente alguno; hablar de Graffiti, Street art, Stencil y Muralismo, podría considerarse un tema contemporáneo del arte, sin embargo son la viva representación de técnicas de arte que tienen su origen hace mas de 22,000 años, sin introducirnos en datos históricos, como las pinturas rupestres y de cuevas de Altamira, trataré de sintetizar el impacto social que pueden tener estas pinturas de gran formato.
Cuando hago un análisis de la corriente Street art en Londres surgida por exponentes increíbles como Banksy u Obey, me creerán loca al hacer tal comparación ,no me resultan para nada descabelladas las similitudes con Diego Rivera y Alfaro Siqueiros en el México de 1930.
El muralismo mexicano fue un parte aguas en la plástica de México y en el mundo, ya que se dejó a un lado las justificaciones banales de las obras plásticas, para centrarse en una justificación con elementos sociales, políticos, culturales y educativos, involucrando a los artistas como medio de enseñanza. Este tipo de arte mural fue considerado arte oficial de la revolución ya que fueron en honor de todos los indígenas humillados, a todos aquellos que lucharon a favor del pueblo, tales como obreros, campesinos y todos los no pertenecientes a la burguesía, rechazando así toda la pintura de caballete con índole intelectual aristocrático, poniendo en alto toda la pintura monumental al servicio de la comunidad indígena como utilidad en la enseñanza.
Kidult es un artista francés que se caracteriza por llenar de pintura acrílica su extintor, para salir a las calles y pintar en letras monumentales el tag de su seudónimo, con el que se revela ante el consumismo de la burguesía de marcas de moda prestigiadas como Channel, Dolce & Gabanna, Fendi, estableciendo una fuerte protesta ante lo que estas marcas representan. En las calles de Londres “BANKSY” coloca un esténcil en negro con la imagen de un niño vietnamita confeccionando las banderas de Inglaterra con una maquina de cocer haciendo alusión a la explotación de menores de edad que trabajan a horario forzado, los esténciles de monos con la frase de “Lough now, but one day we’ll be in charge” (“ríete ahora, pero algún día nosotros estaremos a cargo”). Entonces, ¿Cuales son las posibles diferencias de lo que se hace en estos tiempos a comparación del muralismo de la revolución?
En los años treintas se pretendía que la obra tuviera fines ideológicos a favor del pueblo, creo fuertemente que los exponentes actuales y los que se unen a este movimiento siguen luchando con estos fines ideológicos socioculturales, como en algún momento Diego Rivera se encargó de representar minuciosamente la vida diaria del mexicano antes de la llegada española; por otro lado Orozco tenia una manera singular de representar con mucha agresividad e ironía la religiosidad impuesta, la lucha de clases sociales y los hombres explotados.
El muralismo mexicano fue la crónica de los acontecimientos pasados, nuevos exponentes como “BANSKY”, Kidult, Obey , entre muchos otros son los narradores de las crónicas presentes.
No pretendo, en ningún momento, menospreciar la pintura de caballete ni los academicismos, mucho menos las ideologías aristocráticas, por que todas las anteriores las he experimentado y las he creado, por mi hablan los miles de cuadros que como artista plástica academicista tengo colgados en muchas casas de burgueses quienes han comprado mi obra, y mi propia casa es evidencia de esto.
Sólo pretendo poner sobre la mesa la ideología que conlleva el gran formato del mural, en el que también he experimentado y por mucho me enriquece como persona y creadora, ya que vuelve real la experiencia de la enseñanza y la expresión ante nuestra gente.
Lo que se experimenta en la realización de un mural, siento que rebasa por mucho la experiencia de egocentrismo que solemos tener como artistas en la creación de una obra de caballete, en el mural no solo narras la crónica , sino la vives cada día que trabajas en la calle donde te retroalimentas de la anécdotas de la gente que te visita mientras trabajas y otros tantos que intentan descifrar que carajos estas diciendo con lo que estas pintando, algunos tienen éxito al interpretar los códigos de tus mensajes y otros tantos crean su propio mensaje a través del tuyo que no tiene ni remotamente algo que ver con lo que quisiste decir, de una manera u otra la gente adopta la obra y la obra misma se vuelve parte de su día a día. Tú como artista, abandonas la obra mudándote a otro proyecto, y el último día de trabajo en ese mural, se vuelve una despedida forzosa de esa obra en conjunto al mensaje que quisiste transmitir, el cual es amenazado con desaparecer en cualquier momento, porque la gente puede hacerlo parte de su convivencia diaria. Es por eso que aquí el ego no vive tanto como en la inmaculada obra de caballete.
Es así como continuas como creador ó espectador, respetando el mensaje ó no, adoptándolo o no y de una manera u otra el tiempo que la obra viva en la calle, formará gente, causará impacto, llevará él mensaje en el día a día a diferencia de cuando se encierra la obra entre cuatro paredes, teniendo alcance sólo a unos cuantos y escogidos conocedores de arte.
Galerías vivas e influyentes .